Por Ainhoa Azkarate
En los próximos días será publicado el estudio titulado “Patrimonio y Género: El rol de la mujer en la construcción de comunidad”. Esta tercera entrega de la colección de Ondare Up! pondrá el foco en los puntos de unión entre el patrimonio cultural, la mujer y los valores de cohesión social e identidad comunitaria.
La transmisión cultural la mujer ha ocupado un lugar limitado a los espacios privados. La invisibilización que esta labor sufre desde la esfera pública y el ámbito político se refleja en la falta de reconocimiento de ese patrimonio, así como su baja divulgación. El estudio ahonda en el papel de la mujer en esos espacios privados, domésticos, y su aportación al patrimonio desde ahí.
Las relaciones de cuidado que se forman en la esfera privada responden a unos valores. Esos valores se recrean en los procesos de creación y reparación de la comunidad, donde la mujer juega un papel fundamental. Esto nos lleva a entender que el respeto a la diversidad y el diálogo son pilares fundamentales en la construcción de comunidad.
Lejos de limitar la actuación de las mujeres a la esfera privada, reforzando así su marginalización, el patrimonio se plantea como un instrumento para dar voz y empoderar a las mujeres en la esfera pública. El reconocimiento de sus derechos culturales abre la puerta a una participación activa en espacios previamente reservados a los hombres, necesaria para alcanzar una igualdad de género.
En la línea de la Agenda 2030, la igualdad de género y la incorporación de la mujer a los procesos políticos es necesaria para un desarrollo sostenible a nivel global. El estudio que aquí comentamos apoya esta idea, señalando al patrimonio como clave en el proceso.
(Foto: Woven Crafts, Filipinas)
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